martes, 7 de febrero de 2012

DISLEXIA

¿Qué es?

La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.

Sus manifestaciones son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla. Incluso en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se cura sólo con el paso del tiempo, se requiere un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. Por ello, los padres y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra antes las primeras sospechas de dislexia.

¿Por qué se produce?

Para entender qué ocurre en el cerebro de un niño con dislexia, conviene explicar de manera sencilla cómo funciona éste y cómo se lleva a cabo el proceso de la lectura:

El cerebro humano está formado por dos hemisferios (mitades), derecho e izquierdo, que se comunican entre sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones. El hemisferio izquierdo se ocupa de los procesos del lenguaje, mientras que el derecho se especializa en la información visual y espacial. Además, no trabajan exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio izquierdo procesa la información secuencialmente, o sea, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente, o sea, muchos datos a la vez. Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero en los niños disléxicos, se produce una disfunción -un fallo- en el hemisferio izquierdo y se ve afectada la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.

Conocer cuál es la alteración concreta que causa la dislexia es más difícil. Actualmente, los estudios se centran en la relación existente entre el lenguaje hablado y el escrito, intentando comprender la relación pronunciación-escritura y la automatización durante la lectura. Como puede que no haya una única alteración sino varias, se habla de varios tipos de dislexia.

¿Cuáles son los síntomas?

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, por lo que los síntomas cambian a medida que el niño crece o evoluciona. Desde la etapa preescolar es posible apreciar pequeños detalles que pueden hacernos sospechar que un niño es disléxico. Entre los 6 y los 11 años los síntomas son más evidentes o, al menos, más conocidos. A partir de los 12 años se hacen muy claras las alteraciones del aprendizaje.

Para que un niño sea disléxico no hace falta que presente todas los síntomas que a continuación se detallan, aunque tampoco lo es por presentar sólo alguno de ellos:
Preescolares (niños de 3 a 5 años):
Desarrollo lento del vocabulario y retraso en el desarrollo del habla con dificultades para articular o pronunciar las palabras.
Torpeza al correr y saltar.
Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas.
Falta de atención y aumento de la actividad e impulsividad.
Dificultad para abotonar y abrochar o subir un cremallera.
Retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana, los colores y las formas.
Falta de control y manejo del lápiz y de las tijeras.
Aparición de conductas problemáticas en sus habilidades sociales.
Escolares (niños de 6 a 11 años):
Invierte letras, números y palabras.
Confunde el orden de las letras dentro de las palabras.
Traspone las letras, cambia el orden e invierte números.
Dificultad para conectar letras y sonidos y en descifrar palabras aprendidas.
Presenta dificultad en la pronunciación de palabras, invirtiendo, sustituyendo o invirtiendo sílabas.
Confunde derecha e izquierda y escribe en espejo.
Su coordinación motora es pobre, se confunde con facilidad y es propenso a accidentes.
No agarra bien el lápiz.
Su trastorno en la coordinación motora fina le da mala letra y pobre caligrafía.
No completa una serie de instrucciones verbales.
Su comprensión lectora es pobre. Es lento para recordar información.
Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber hora, día, mes y año.
No logra escribir pensamientos, ni organizarlos; su gramática y ortografía son deficitarias.
Muestra dificultad en el aprendizaje de conceptos numéricos básicos y no puede aplicarlos en cálculos o para resolver problemas.
De 12 años en adelante:
Tiene problemas de concentración cuando lee o escribe.
Falla en la memoria inmediata, no recordando lo leído por su dificultad con la comprensión de la lectura, el lenguaje escrito o las destrezas matemáticas.
Interpreta mal la información, por su falta de comprensión de conceptos abstractos y porque lee mal.
Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo, y sus pensamientos al escribir o al hablar.
No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo sus tareas.
Trabaja con lentitud y no se adapta a ambientes nuevos.
No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender las discusiones.
Finalmente evita leer, escribir y las matemáticas y se bloquea emocionalmente.

Si un niño es disléxico, ¿cómo se le puede ayudar?

Ante la sospecha de los padres o los educadores lo más adecuado es consultar, por ejemplo, con el pediatra. Para hacer un diagnóstico preciso y valorar el caso particular de cada niño será necesaria la participación de otros profesionales como un psicopedagogo, especialista que se ocupa de los problemas del aprendizaje.

Aunque cada niño tendrá unas necesidades particulares, los padres pueden encontrar útiles algunas estrategias de apoyo al niño con dislexia:

Estrategias generales de apoyo
Busque ayuda de profesionales cualificados para sentirse seguro y saber en qué situación se encuentra su hijo.
Intente hacer de su hogar un lugar sereno y alentador: para el niño puede resultar desalentador sufrir dislexia.
Procure que su hijo se destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo, etc., mostrándole que puede tener éxito en otra faceta de su vida.
Nunca hable de sus dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y pedirle su parecer.
Elogie siempre sus fortalezas e insista en sus habilidades particulares.
Recuerde que su hijo necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dislexia.
Hable con su hijo sobre su problema y escuche sus propuestas y decisiones.

Estrategias para ayudarle a aprender
Ayúdele con sus deberes o busque un docente que pueda aportar esa ayuda.
Puede utilizar códigos de color para marcar todos los libros y pertenencias de su hijo, a fin de que su niño los reconozca rápidamente.
Favorezca las aptitudes y enséñele a su niño a preparar y vaciar su cartera y a organizar el material.
Lea todos los días con su hijo las tareas y libros de su interés, explicándole el significado de las palabras nuevas y la comprensión del texto.
Utilice la tecnología para ayudarlo: agendas electrónicas, procesadores de texto, correctores de ortografía, diccionarios y calendarios informatizados. Hay programas muy útiles que podrá utilizar.
Ya que su niño tiene problemas con la memoria repetitiva, ayúdelo, y si le pregunta sobre temas escolares referido a gramática, ortografía o cálculo, no dude en darle respuesta tantas veces como sea necesario.
Disponga de tiempo para escuchar a su hijo, tendrá oportunidad de saber cómo fue su día y saber sus preocupaciones. Se trata de compartir y escucharle con simpatía.
Si tiene oportunidad reúnase o establezca contacto con grupos de padres de niños con dificultades similares

1 comentario:

Anónimo dijo...

las recomendaciones que aparecen aca, son solo para padres, los terapeutas que podrian hacer? Estan aca tambien?

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